El Tratado de Basilea entre la República
Francesa y la Monarquía de Carlos IV de España, firmado el 22 de
julio de 1795 en la localidad suiza de Basilea,
puso fin a la Guerra de la Convención entre los dos países que se
había iniciado en 1793 y que había resultado un desastre para la monarquía
española, pues las provincias vascongadas y el norte de Cataluña acabaron
ocupadas por las tropas francesas. Este tratado se firmó después de la firma de
la paz entre Francia y Prusia en abril de ese mismo año.
Historia
La aparición de sentimientos "catalanista" y
"vasquista" en las "provincias" donde se estaba
combatiendo, junto con el desastre militar y la lastimosa situación en la que
quedó la Hacienda real —los gastos de la guerra habían provocado un grave
déficit— obligaron a Manuel Godoy a iniciar negociaciones de paz. Del
lado francés también había cansancio por la guerra y la caída de Robespierre en
julio de 1794 y la llegada al poder de los republicanos moderados o thermidorianos abrió
una nueva etapa en la República. Tras unos primeros contactos infructuosos, las
negociaciones tuvieron lugar en Basilea, donde residía François Barthélemy,
representante de la República francesa ante la Confederación Helvética, a donde acudió Domingo de Iriarte, embajador de la Monarquía de
Carlos IV en la corte de Varsovia, quien conocía a Barthélemy desde su estancia en la
embajada de París en 1791, amistad que facilitó mucho llegar a un acuerdo —que
también se vio favorecido por la muerte en prisión del Delfín Luis XVII el
8 de junio de 1795, ya que Carlos IV exigía su liberación como condición para
lograr la paz—. Así finalmente los dos plenipotenciarios firmaron el 22 de
julio de 1795 el Tratado de Basilea que puso fin a la Guerra de la Convención.
En su virtud, España logró la devolución de todo el
territorio ocupado por los franceses al sur de los Pirineos pero tuvo que ceder
a Francia, a cambio, su parte de la isla de Santo Domingo en el mar Caribe,
aunque conservó la Louisiana, también reclamada por los franceses. En una
cláusula secreta se resolvió otro tema controvertido: la liberación de la
hermana del delfín fallecido e hija de Luis XVI (María Teresa de Francia), que sería
entregada al emperador de Austria. En otro artículo secreto
se estipulaba:
Por cinco años consecutivos desde la ratificación del
presente tratado la república francesa podrá hacer extraer de España yeguas y
caballos padres de Andalucía, y ovejas y carneros de ganado merino, en número
de cincuenta caballos padres, ciento cincuenta yeguas, mil ovejas y cien
carneros por año.
Por otro lado, el Tratado abría la puerta a mejorar las
relaciones entre la Monarquía de España y la República Francesa porque en su
artículo 1 no sólo se hablaba de paz, sino de «amistad y buena inteligencia
entre el Rey de España y la República francesa», e incluso en otro artículo se
hablaba de la firma de un «nuevo tratado de comercio», aunque éste nunca vio la
luz. Según
el historiador Enrique Giménez, «la modestia de las reivindicaciones francesas»
se debió a que «la República pretendía la reconciliación con España y reeditar
la alianza que había unido a las dos potencias vecinas durante el siglo XVIII
frente al común enemigo británico».
Como recompensa por el éxito de tratado, Manuel
Godoy, primer Secretario de Estado y del Despacho,
recibió de los reyes el título de "Príncipe de la Paz", algo que iba en contra
de la tradición de la Monarquía Hispánica que sólo reconocía el título de príncipe al
heredero al trono —en este caso al varón primogénito de los reyes, Fernando,
Príncipe de Asturias—.